Yo soy el protagonismo de mi historia. ¿ La viviste? Qué bien escribes, que bien lo cuentas ¿lo viviste?. No, no lo viví, o si, quizás lo escuché, quizás vi a alguien llorar o reír. También imaginé que hubiese sido así ¿Lo viví? Quizás lo soñé. El protagonista de la historia, yo. El que maneja el lápiz, el que hace tres puntos infinitos en la universo de un papel blanco. Soy el maestro del engaño, hago magia, te dibujo en una historia, hago que te introduzcas en mi espejo mágico por una puerta invisible, pero en verdad soy yo, el protagonista soy yo ¿o tú? ¿has vivido, pensado, soñado, recordado, eso? No, yo no lo viví; pero lo soñé, lo escuché, lo leí, lo vi, lo sentí ¿Lo viví?Lo encontré, lo guardé, lo escondí en un rincón de un universo en blanco ¿Cómo lo cuento?¿Quién? ¿Yo? El protagonista. No, no. Yo soy el escritor. Lo cuenta el narrador. Yo sólo le enseño lo que sé, lo que viví, lo que escuché, lo que soñé, lo que leí, lo que inventé, lo que creé ¡Lo viviste! No,no...¿no?. No, sólo lo recreé. El protagonista de mi historia, yo ¿Por qué? Porque yo soy el que manejo la punta sobre el papel blanco donde plasmo, lo que creé, lo que inventé, lo que leí, lo que soñé, lo que escuché, lo que viví, lo que sé, lo que viví.
La lista de mis libros leídos me hace recordar, que la cultura y el manejo de la palabra solo se ven si escribes. Durante un largo periodo de mi vida, mientras mis amigas compraban chucherías, fruslerías y plata y oro, yo compraba libros que leía mendigándole horas al día y a la noche. Ahora se para qué serviría en un futuro el tesoro que yo guardaba tan celosamente. Mis libros,mis letras, mi tesoro.
lunes, 25 de noviembre de 2013
Es un títere, un arlequín.
Le conocí. No sabía decir no, apenas pronunciaba un si. Una personilla frágil en el escalón. le tiran de un brazo, le tiran del otro y al final se queda en una forma grotesca mirando al suelo, en una verticalidad imposible. Ahora le mueven una mano, le tiran del cuello. Una sonrisa dibujada en su cara de cartón, dice "hola". Anda hacía un lado a saltitos. Su camino es corto, anda hacía el otro lado, su camino siempre es el mismo. Coartado por la tela pesadísima de un teatro inacabable. Lo sientan sobre una roca de cartón piedra, detrás le enmarca un paisaje ficticio de donde no se podrá levantar jamás. Cree que controla su vida, pero le doblan el testuz dentro de una caja de cartón todos los días antes de ir a dormir.
Al despertar ni una sola idea nueva, sin metas, sin errores. Su único sueño ser fiel, su único fin ser aceptado. Su miedo, morir sin compañía. Le conocí, es un guiñol, un pierrot, una colombina. No sabe decir no, y apenas se le oye un si. Su camino es corto como el de la mano que le controla. Sonríe bobalicón con la boca pintada en roja; la lluvia no le moja, el viento no le despeina. Es un títere, duerme en una caja y sólo espera que le aplaudan al final de la función.
Sueña sin estrellas ni luna, es un títere. Nunca dijo no, apenas un si. Conoce todas las frases hechas, no tiene pensamiento propio, sus palabras todas están escritas. Es un títere. Sólo quiere un aplauso, sin emoción, al final de la función. Es un títere.
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