jueves, 24 de abril de 2014

No pares


Me gusta tu amor maduro,
amor sin prisas, que pasea en mi en la madrugada
Un paseo de pies sobre la arena húmeda y mojada,
un paseo largo de manos entrelazadas,
de dulces y ahumados aromas de marisco fresco.
Me gusta tu amor tranquilo, sin aceleración,
 sin frenazo, sin salida extraña.
Un recorrido pausado en la madrugada tardía,
itinerario rutinario y conocido,
de manos y pies entretejidos.
Me gustas amor así, con tu cadencia,
dejando en el camino cada gota, cada gemido,
cada gesto de amor imposible, como siempre, al unisono.
No te frenes a mirar el horizonte, no pares, sigue...
Déjame sentir como explota cada gajo de mi naranja en oleadas interminables.
Déjame sentir como se llena la madrugada de olores de cítricos y sales,
estalla mi naranja a gajos, provocando un diluvio de emociones.
No pares, no pares!

miércoles, 23 de abril de 2014

Tus manos en mi



Tus manos son la razón de mi sinrazón,
enredadas en mi pelo alborotan todo mi ser.
Acarician mi terciopelo y lo vuelven del revés.
Tienen la habilidad de hacerse con mis sentidos
Tus manos grandes y mías,
manos que estrechan mi necesidad de ti.
Tu mano en mi nuca, hace que olvide el mundo
Tu mano en mi pecho hace que recobre mi centro
Pon tus manos en mis caderas...
Acerca tus manos a la mías,
deshaz esta madeja imposible de nudos.
Enreda tus manos en mi alma
en mi pelo, en mi pecho, en mis besos
Enreda tus manos ¡haz magia! conviérteme en agua

martes, 22 de abril de 2014

Ojalá os deje aunque sea mariposas amarillas ( poema de admiración hacía Gabriel García Marquez)



¿Qué quedará en el tiempo cuando yo me vaya?
¿Quedarán mis letras almacenadas en un millón de papeles ajados?
¿Quedarán acaso un par de lapiceros, bolígrafos y unas agendas gastadas?
¿Quedará el níspero solitario, el naranjo sin flor?
¿Dejará de cantar el gorrión conciencia?
¿Las teclas sin grafía seguirán haciendo música en la madrugada?
¿Paseará la mecedora los pensamientos inquietos de una escritora en ciernes?
¿Qué quedará en los años cuando yo me vaya?
¿Qué dejaré como patrimonio a esta generación sin esperanza?
¿Dejaré acaso una queja perdida en mi blog?
¿Dejaré esparcidos sobre la mesa coja mis pesadumbres?
¿Dejaré una estela de versos perdidos en el horizonte?
¿Qué valor os dejaré cuando yo me vaya?
Ojalá pueda dejaros una rosa amarilla
y mi camino al universo lo marcarais con un sinfín de mariposas de papel

jueves, 17 de abril de 2014

El hogar, una carcel hipotecada

                                                                              

 
Es triste pensar en la situación que vivimos un sinfín de personas en este país, que creímos en una vida mejor, que creímos en el progreso y sobre todo que confiamos en nuestro sistema gubernamental y bancario. Me desespera ver el interminable goteo de las personas que son desalojadas de sus casas por temas de impago, un goteo interminable, que empieza a no ser goteo sino un chorro de agua ponzoñosa y embarrada, agua turbia y sucia que no sirve nada más que para enlodar  un futuro ya presente, la convivencia de los ciudadanos. Ciudadanos a los que el sistema se empeña en alinear en clases paralelas de primera, segunda, tercera y aseguraría hasta cuarta categoría. Se ensanchan los vacíos, se crea más distancia entre las personas, y se nos presenta esa delgada línea de vago sostenimiento económico donde si uno cae de un lado es que está loco y si cae del otro, sencillamente está muerto.
El que creíamos un hogar, la casa de uno, el lugar de seguridad y de desarrollo personal pasa a ser una cárcel donde el único trabajo a desarrollar es el de sentarse a esperar si vas a ser el siguiente en caer de la cuerda. Implorar a cada segundo si habrá dinero el mes que viene para pagar un recibo más, si habrá para pagar la disminuida cesta de la compra. La luz, el gas y el agua han pasado a ser mercancía de lujo y adquirir pan o leche, un sueño a alcanzar en muchas familias. La tortilla ha dado la vuelta, ya no hay quién permanezca de pie en la cubierta. El barco hace aguas por todos lados, las familias al pie de la desesperación más absoluta.
Mientras, los políticos se empeñan en vivir sus lejanas vidas paralelas, allí desde donde no se ve ninguna realidad. Se sientan a negociar por veinte casas, y prometen llevarse bien. ¿Quién dotará de casas a los más de un sinfín de personas que están perdiendo sus casas día a día? No son veinte, son muchísimas más. ¿Quién dotará de una solución final a las más de un innombrable número de ciudadanos, que estamos aguantando callados, sobre la cuerda floja, los pagos de una hipoteca carcelaria, de unos créditos personales cercenantes? ¿Quién pondrá fin a toda esta situación esclavista del sistema, en la cual uno trabaja para pagar, y paga para no poder vivir? Eso si,  podrán quitárnoslo todo, pero la palabra, la palabra no nos la quitarán.