La hoja de otoño se acicaló con su gota de rocio
mañanera, y luego de andar veinte pasos entre fresón y melocotonero, buscó un
lugar a la sombra como cada día. El sol le amonestó: ¿para qué te escondes
hojita si el invierno llega si o no para todos por igual?. Deja que acaricie tu
rostro, deja que un rayo mio te dé vida y color". La hoja murió a la luna
de Diciembre.