sábado, 22 de febrero de 2014

Cosas de letras - Cuento para la integración social


Las letras del alfabeto estaban todas alborotadas en el dormitorio. Hoy no había nada de sueño, todas reían, peleaban y jugaban. ¡ Mamá, mamá, la "ñ" se ha quitado el sombrerito y quiere ser como yo!!! ¡Mamá, la "O" hoy no se acuesta en mi cama!!¡Mamáaaaaaaaaaaaaaaaaaa!. Todas hablaban a la vez, todas discutían, reían, eran veintisiete exactamente, todas alborotadas. La mamá entró hecha una furia, enfadada y cansada les pidió antes que nada,silencio ¿Qué pasa aquí hoy? ¿ Es fiesta? Las letras callaron un poco, no les gustaba verla enfadada. La "ñ" muy disimuladamente se colocó el sombrerito. La mamá le sonrió, entonces la "z" con su ceceo acusado empezó a explicar: "Mamá hay unaz letraz nuevaz en la claze y zon muy raraz" La mamá la miró extrañada , habló la "M" muy seria como correspondía a su situación de hermana mayor "Son unas letras árabes, y actúan de forma muy rara" La madre mandó dormir y al otro día se dispuso a llevar a sus letras al colegio como cada día.
Una vez en el colegio, y cada letrita en su clase, pidió ver al director "Señor director, cuando yo metí a mis letras en este colegio usted me dijo que aquí se movían los mejores alfabetos latinos, que este colegio era la creme de la creme de las letras y puedo ver que ahora no es así" la madre estaba ciertamente indignada. El director algo torpe, no sabía a qué se refería aquella indignada señorona "Mire usted señora, cuando yo le dije aquello le puedo asegurar que era totalmente cierto, estaba usted ante la puerta misma de la sabiduría literaria, sus letras podrían alcanzar un alto estatus literario solamente en nuestro centro, porque sin duda es el mejor y dónde se alternan los mejores alfabetos del mundo ". La señora no cabía en sí de indignación " ¡Pero, pero qué desfachatez! ¿me toma usted acaso por tonta? ¿cree usted que me puede engañar de esta forma tan boba? ¿Creía acaso que mis pequeñas letras no me contarían que aquí en este centro hay un alfabeto árabe, un alifato vulgar y maloliente?" El señor director miro a la señora primero con enfado, luego con asombro, y más tarde con pena. Se tranquilizó y se dirigió a ella con una voz pausada " Señora, sin duda, está usted muy mal informada. En este centro tal y como le digo están los mejores alfabetos del mundo" La señora indignada volvió a contestar "¿ Los mejores son acaso una patulea de letras anudadas y coronadas de sombreritos extraños? ¡Já! " El señor se volvió a dirigir a ella esgrimiendo una santa y eterna paciencia " Señora mia, tenga usted a bien en pensar lo que dice. En este centro sólo se dá cobijo a los mejores alfabetos del mundo y puedo asegurarle que está usted siendo terriblemente injusta con estas letras árabes que usted vilipendia por desconocimiento, yo le enseñaré un texto maravilloso de esas letras que usted desconoce. Hágame usted el favor de venir mañana y yo podré demostrarle lo que le digo" La señora aunque enfadada se dejó seducir por la propuesta, pues al fin y al cabo era una madre inteligente que le gustaba dar oportunidades, aunque sea todo dicho, con el "no" por delante. 
A la mañana siguiente la señora se presentó en el colegio bien peinada y aseada con sus letrillas mas tiesas que un pirulí, al fin y al cabo se jugaban su reputación de alfabeto castellano.
El director les hizo entrar al salón de actos y encendió la luz del escenario. Sobre el escenario empezaron a aparecer muy disciplinadas todas las letras del alifato, algo tímidas, y sin saber muy bien a qué venía aquello. El director esperó a que todas estuviesen bien dispuestas y una vez así lo percibió, les dio la orden: "Reciten como saben hacerlo" Entonces y con aquella luz, y en un silencio sepulcral, las letras se anudaban y se desanudaban mientras recitaban una hermosa poesía en árabe. La madre y sus letrillas se rebulleron algo azoradas en sus sillones, pero pronto se dejaron seducir por el soniquete de aquellas palabras que reverberaban como el sonido de un río en aquella sala y todo parecía mágico. Cuando acabaron, todos aplaudieron entusiasmados y la mamá se secó unas furtivas lagrimillas que cayeron de sus ojos. El director se dirigió a ella una vez fuera, y le preguntó " Señora ¿está usted satisfecha de lo que ha escuchado?" La mamá  se dio cuenta de que sus letrillas se habían mezclado con las otras y estaban jugando a corrillo. Miró algo azorada al director del centro y le dijo " Siento haberme comportado como una ignorante. Lo que han escuchado hoy mis oídos no son unas letras vulgares, pero mi desconocimiento ha hecho que yo así las juzgase, pídale perdón a la mamá de ese alifato de mi parte y dígale que sin entenderlas, nunca escuché palabras más bellas" la mujer se alejó del colegio no sin cierta vergüenza.