jueves, 31 de julio de 2014

Consecuencias



Duerme la noche
silencio excesivo
luz obsoleta                                                                                         
susurro 
latido sordo
tictac sin voz
aire apagado
sillón muerto
rojo desgastado
azul frígido
ventana en "off "
espejo sin reflejo
libros tristes
paisaje amurallado
calor encerrado
cristal roto
teclas moribundas
Muere la noche,
se desespera la mañana

La música del corazón



                                                                                 



Había una vez una niña que nació con una música preciosa en su corazón. Todo el mundo la mimaba y adoraba porque su música interna la hacía bella a todos los ojos que la contemplaban. Nadie podía resistirse a cumplir todos sus deseos, pues ella hacía sonar su melodía cuantito veía que alguien no le sonreía. La música la traía de nacimiento y la guardaba celosamente en el corazón. Ella crecía en su castillo, protegida por todos los suyos, como si de una preciosa joya se tratara. 
Un día salió a pasear a un jardín, y empezó a caminar. Fue caminando y caminando de unas veredas más anchas a otras más estrechas, sin darse cuenta, se perdió; pero ella pensó que todo se arreglaría porque poseía la música más bella del universo en su corazón, de ese modo no se había dado cuenta que por el camino, sus melodías se habían ido derramando por la tierra, y disolviéndose en el cielo. La niña no era consciente de que se había quedado sin su preciosa y perfecta música.
Así, ignorante, siguió caminando perdida, hasta que llegó a un pueblo muy pequeño. Como no sabía a dónde ir, vio a un hombre con un coche de caballos y se dirigió a él: "Oiga, disculpe- dijo muy educadamente"- ¿Podría llevarme de nuevo a mi castillo? " El hombre la miró de arriba a abajo y le preguntó desagradablemente si tenía dinero, ella le contestó que no, entonces el cochero arrancó y le dijo riéndose de muy malas maneras " ¡Adiós mocosa!" Ella se tocó la nariz, no tenía mocos, no entendía por qué ese señor la había tratado tan mal, si  tenía una música maravillosa que todos podían escuchar y no podían dejar de admirar. Siguió caminando perdida por el pueblo desconocido, vio un pequeño mercado callejero, había un puesto de fantásticas frutas, había una dependienta que las vendía, tenía aspecto de buena persona. La niña le habló: "- Hola, me he perdido cuando daba un paseo y tengo hambre- la niña puso una de sus mejores sonrisas- ¿me podría dar una manzana?" La señora la miró al principio con lástima, luego le preguntó algo seca "- ¿Tienes dinero?" la niña agachó la cabeza y le dijo que no, entonces la señora la llamó mocosa y la echó del lado de su puesto de mala manera. A los grandes ojos de la niña asomaron  lágrimas brillantes como diamantes, se sentó en el borde de una fuente y no podía dejar de llorar. De momento, sintió una voz que le hablaba desde atrás "- Venga niña, deja de llorar, la fuente ya tiene bastante agua", la niña miró y no vio nada, pensó que sería el hambre y siguió llorando desconsoladamente. "- ¡Oh, niña! deja de llorar", la niña volvió a mirar y no vio a nadie, entonces sintió un rebullir en el agua, una música del chorro al caer y comprendió que le hablaba la fuente. "- Verás niña, llorando no vas a solucionar nada, llorar sólo sirve para estropear tus ojos. Lloras porque no te entiende nadie y no te ha dado por buscar en tu corazón, ¿no te has dado cuenta que en el camino has perdido algo importante?" la niña miró en su corazón, pero no vio nada de nada. La fuente le respondió "- Tu camino perdido repetirás si la música de tu corazón no puedes encontrar" y así sin más dejó de echar agua. La niña entonces volvió a mirar a su corazón y se dio cuenta de que estaba totalmente vacío. Se miró en el reflejo del agua parada de la fuente y no se reconoció. Ya no tenía la misma cara de cuando salió a pasear del castillo. Y sobre todo había perdido la música que había nacido con ella y se alojaba en su corazón. 
Así en estos pensamientos fue a buscar algo de comer, y caminó hacía las afueras con la idea de encontrar un árbol con frutos para poder ingerir algo. Al cabo de un rato encontró un cerezo, estiró sus brazos y comenzó a coger aquellos frutos rojos con verdadera ansiedad "-¡Ayyyy! " Oyó, como no vio a nadie, siguió arrancando cerezas  "-¡ Ayyyy!" esta vez frenó en seco, y dejó de coger la sabrosa fruta, después de todo ya había cogido bastante. Una voz habló "- ¡Hola niña! ¿siempre eres tan maleducada?"
La niña miró al lugar del que procedía la voz, era del árbol. El árbol le estaba reprochando haber cogido sus frutos sin permiso y de no haber dado las gracias, al principio la niña se ofendió un poco por la prepotencia del vegetal, grande pero vegetal al fin y al cabo, pero luego reflexionó, le pidió disculpas y le dio las gracias por permitirle cogerlas. Se sentó al lado de la fuente y una vez enjuagadas las cerezas, comenzó a comerlas, eran las cerezas más ricas del mundo. La fuente empezó a cantarle "- Con esta lección has recuperado la primera canción. Si quieres ser respetado, sé primero tú bien educado" La niña sonrió pues sintió que su corazón ya no estaba tan vacío como antes. 
La noche se venía encima, hacía frío, entonces se dirigió al puesto de frutas, la dependienta la miró desconfiada "- Y ahora tú ¿ qué quieres de nuevo?" la niña le dijo "- Necesito un lugar para dormir, esta noche hará mucho frío y estoy sola aquí" La señora le señaló unas cajas  y le dijo "- ¡Ayúdame!" La niña se miró el vestido y le hizo una negación con la cabeza "- Me mancharé. no puedo hacer eso" La señora le contestó enfadada "- Pues vete de aquí, yo no ayudo a vagas" La niña se fue al borde de la fuente y comenzó a llorar de nuevo, la fuente cantó "- Por no escuchar a tu corazón, dormirás sin un colchón" La niña se dirigió a la señora y le dijo que lo había pensado mejor y que la ayudaría, que comprendiera que ella no había trabajado nunca. Esa noche la niña durmió caliente y la señora la trató con cariño al ver que era una chica educada. A la mañana la ayudó a montar el puesto y desayunaron juntas, luego fue a lavarse la cara a la fuente, esta le habló "- Por sólo un poco de condición, has dormido por fin en un colchón. Ya tienes la segunda canción y menos vacío el corazón"
Pero la niña necesitaba volver a su casa y no conseguía encontrar la forma de hacerlo, al otro lado de la plaza seguía el antipático cochero, que la miraba desconfiado. Entonces se dio cuenta de que el caballo estaba sucio, y se le ocurrió una idea, se dirigió al cochero y le habló de esta manera "- Señor veo a su caballo algo sucio, me gustaría lavarlo y peinarlo" El hombre la miró de arriba a abajo y le preguntó con voz ronca "- ¿y qué me darás a cambio?" La niña sonrió y dejó sonar la música que llevaba en su corazón "- Lo haría sin ninguna condición, solo por el gusto de ver al animal limpio y cuidado, pero necesito regresar a mi casa porque mis amigos y hermanos estarán preocupados por mi" El corazón duro del cochero se ablandó de inmediato y la llevó a su casa una vez hizo su trabajo. Sentada en el coche de camino a casa sintió el sonido del agua en la fuente " - Si quieres recuperar la última canción, tienes que abrir tu corazón, ser responsable de tu mala acción" Cuando llegó a palacio, todos estaban muy enfadados, pero también felices de verla llegar. Su madre se echó a llorar, su padre también, entonces ella les dijo " - Perdonar queridos padres, por curiosidad me marché, pero aunque os pido disculpas porque atrás os dejé, también quiero que veáis que se fue una niña y ha regresado una mujer" Todos pudieron oír que la melodía del corazón de la niña estaba completa, incluso que ahora era más larga y encantadora que antes. Desde ese momento ella cuido su música por encima de todas las cosas y nunca más permitió que nada ni nadie le vaciara el corazón.
Siempre tuvo muchas fuentes entre sus amigas, pues eran realmente útiles, y nunca olvidó a la primera fuente que le ayudó a encontrar la música de su corazón.