viernes, 11 de julio de 2014

Ya no es bastante con Salomón


                                                                            



Desfilan ante mis ojos una infinidad de imágenes durísimas. Niños mutilados, muertos, desgarrados, mujeres y ancianos destrozados, ensangrentados. Los ojos sin vida. Muñecos destrozados sobre el asfalto, los escombros y sobre una camilla improvisada en la cinta móvil de un supermercado. Pienso que no necesito posicionarme en ningún bando, no pienso en que son los malos o los buenos, sólo pienso en que eran personas como tú y como yo mendigando un trozo de paz a la vida. Pienso, pienso en una solución, un arreglo. Pasan por mi mente los titulares de los periódicos: Gaza, Palestina, Israelíes, antisemitas, judíos, territorios ocupados, misiles, franja, frontera, muro, muro, muro, muro, muro, muro.... MURO. 
Quiero gritar "Tiren el muro". Quiero aportar, tener la llave perfecta, la solución perfecta "Tiren los muros"... Quiero pensar que hay una solución, siguen las palabras en mi cabeza: invasión, territorios ocupados, invasión, territorios ocupados... Misiles, bombas, escudo de protección, protección, muro, muro, muro...
Palestina, Israel, fronteras, muros, territorios ocupados... Un mundo que va a estallar, miles de gente con miedo, gente muriendo, gente inocente muriendo. Gente sin mundo, sin bandera, con miedo. 
 No hay solución, si estuviese aquí el sapientísimo Salomón diría " Que rompan la tierra en dos" y ambos líderes gritarían que no ¿Gritarían que no?¿ No habrá un Salomón en algún lugar que sea capaz de aportar una solución? Gritarían que no "Déjenos los muros" " que rompan al niño en dos, en tres, en mil" 
No hay ni  un millón de Salomones que puedan aportar paz a esta guerra. Pienso en la última imagen: dos mujeres de ambos bandos, una le dice a la otra "Mirarme a los ojos, sal de mi casa" Seguramente son ellas quienes tienen la solución y el final de esta guerra. Son ellas las que pierden a sus hijos, a su padres, a sus maridos.Son ellas las que tiemblan cada minuto por sus hijas Son ellas las que pierden su estatus, su dignidad, su casa, su vida. Quizás a la hora de la verdad y de solucionar, Salomón se nos ha quedado corto. Dejarlas a ellas "¡Basta ya!, ¡Salid de nuestra casa! ¡A pelearse iros fuera!"